Los años 80 fueron una época dorada en muchos aspectos, y el mundo del automóvil no fue la excepción. En aquellos tiempos, la conducción era muy diferente a la que conocemos hoy en día. No existían radares que vigilaban la velocidad, las restricciones eran mínimas y las normas de seguridad no se tomaban tan en serio. En los coches de aquella época, podían encontrarse escenas difíciles de imaginar hoy en día, como nueve personas acomodadas en un vehículo de cinco plazas sin nadie utilizando el cinturón de seguridad.

Revivir aquellos tiempos nos permite apreciar cómo ha evolucionado la forma en que nos movemos por las carreteras y nos invita a reflexionar sobre los cambios que se han implementado en aras de mejorar la seguridad vial.

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Un antes y un después en la conducción

Así se conducían los coches en los años 80 Revive los mejores tiempos

Transportémonos a la década de los 80, una época en la que las normas de Seguridad Vial eran completamente distintas. Hasta entonces, estábamos regidos por un antiguo Código de la Circulación del año 1934, cuyas directrices se limitaban a evitar altas velocidades, conducir sin estar bajo los efectos del alcohol y permanecer en el carril o a la derecha en ausencia de marcas viales.

No obstante, los años 80 trajeron consigo importantes novedades en este ámbito. Se llevaron a cabo modificaciones en el código para adaptarlo a estándares internacionales, se introdujo la Inspección Técnica de Vehículos (ITV), se hizo obligatoria la homologación de los coches y se implementó el Plan Trienal de Seguridad Vial 1981-1983, el cual se propuso reducir significativamente el número de víctimas en accidentes de tráfico. Era evidente que era necesario dar un primer paso hacia el cambio.

Estos avances marcaron un hito en la mentalidad de los conductores y en las políticas de seguridad vial.

¿Cómo eran las normas y las costumbres viales en los años 80?

En los años 80, las normas y las costumbres viales en las carreteras eran significativamente diferentes a las que conocemos en la actualidad. Las medidas de seguridad y las regulaciones eran menos estrictas, lo que daba lugar a prácticas más laxas y comportamientos arriesgados al volante.

Muchas personas dentro del coche

Durante la década de los 80, los coches solían tener maleteros ocupados principalmente por la rueda de repuesto, lo que les permitía transportar todo tipo de objetos. En contraste, actualmente, parece que necesitamos un camión para llevar todas las pertenencias de los niños.

En los días de mucho tráfico en los 80, era común ver coches en las carreteras con colchones y televisores, que no siempre eran planos, amarrados en el techo. Otros vehículos circulaban abarrotados de gente y niños, e incluso era posible encontrarse con algún pequeño en el maletero rodeado de cajas de comida.

Lamentablemente, muchos niños viajaban en el asiento delantero, sujetos a los brazos de su madre en la mayoría de los casos. En tales situaciones, incluso la excusa de que el niño se mareaba en los asientos traseros podía ser suficiente para que los agentes de tráfico hicieran caso omiso y permitieran al coche continuar su camino.

El conductor era su propio mecánico

El hecho de que los conductores supieran cómo reparar sus propios coches o cambiar el aceite tenía su lado positivo. De hecho, en la actualidad, no nos vendría mal tener conocimientos sobre el funcionamiento interno de nuestros vehículos. No obstante, también había un aspecto negativo asociado a esto.

En los manuales de los coches, se incluían instrucciones detalladas sobre cómo realizar ajustes de válvulas e incluso otras tareas de mantenimiento comunes, como cambiar el aceite, el líquido de frenos, los filtros, entre otros. En aquel entonces, no existían los puntos de reciclaje específicos para desechar los residuos generados por estas actividades, ya que aún no se habían inventado los Puntos Limpios.

Aunque muchas personas se aventuraban a realizar estas reparaciones caseras, a menudo junto a un amigo que tenía ciertos conocimientos, no todos tenían éxito en sus intentos. Las consecuencias de realizar estas tareas de forma incorrecta se manifestaban cuando te quedabas “tirado” en medio de la carretera con humo saliendo del motor, lo cual finalmente te empujaba a buscar ayuda profesional en un taller.

No existían los radares

En España, los radares hicieron su aparición en la década de los 70, aunque en aquel entonces eran escasos y solo se encontraban en tres ciudades principales: Madrid, Barcelona y Sevilla.

No obstante, con el creciente incremento del tráfico durante los años 80, surgieron cifras alarmantes de fallecimientos en las carreteras. Esto llevó a la Dirección General de Tráfico (DGT) a implementar radares en todo el país y llevar a cabo campañas intensivas para concienciar a los conductores.

Cinturones sueltos, ¿y atrás? No existían

En aquellos tiempos, resultaba extraño ver al conductor y al acompañante delantero utilizando el cinturón de seguridad, pero lo sorprendente era que en los asientos traseros ni siquiera existían dichos dispositivos de protección. Esta falta de precaución, junto con el hábito generalizado de conducir a velocidades superiores a lo permitido, sin enfrentar ninguna sanción, contribuyó significativamente al aumento de la tasa de mortalidad en las carreteras.

¿Qué era mejor en los 80 que en la actualidad en la conducción?

A medida que la tecnología avanza, hemos visto cómo las habilidades del conductor han ido siendo reemplazadas gradualmente. Mientras que los conductores de los años 80 estaban acostumbrados a enfrentarse a carreteras con curvas pronunciadas y a tomar decisiones cuidadosas al adelantar, en la actualidad conducimos en vías casi perfectas. No obstante, cuando nos encontramos fuera de estas carreteras óptimas, muchos conductores enfrentan dificultades y comienzan a sentirse inseguros.

Respecto a los adelantamientos en carreteras de doble sentido, en aquella época las personas solían mantener una distancia de seguridad considerable por una razón muy simple: los autos no respondían con tanta eficiencia, por lo que era necesario tomar impulso. Esto implicaba dejar espacio con el coche de adelante, acelerar en el carril correspondiente y, una vez que se había ganado velocidad, cambiar al carril opuesto para realizar el adelantamiento. Imagínate la complejidad de adelantar a un camión en una pendiente, era todo un desafío que requería una cuidadosa planificación.

En contraste, en la actualidad, cuando alguien se dispone a adelantarnos, algunos conductores parecen “pegarse” detrás de nosotros para luego realizar una maniobra brusca y demostrar la potencia de sus coches, sin respetar la distancia de seguridad.

Conducir en los años 80 era una experiencia completamente diferente a la que conocemos en la actualidad. Los conductores de aquella época se enfrentaban a carreteras menos desarrolladas, con coches que requerían más habilidad y precaución al volante. Aunque la seguridad vial era menos rigurosa, se vivían momentos de auténtica planificación y destreza al adelantar en carreteras de doble sentido.

Revivir los mejores tiempos de la conducción en los años 80 nos permite apreciar cómo ha evolucionado la tecnología y cómo ha impactado en nuestra forma de conducir.


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