Los coches si bien siendo un mismo tipo de vehículo, entre modelos cuentan con tal variedad de particularidades que los hacen complejos de comparar. No obstante, si queremos hacer una comparativa lo más equiparable posible debemos fijarnos en aspectos más relacionados con variables donde existen pocas alternativas, por ello hoy vamos a hablar sobre particularidades de vehículos según el combustible que usan, concretamente gasolina o diésel.

En esta primera parte vamos a hablar sobre las pautas a seguir si queremos arrancar de un modo adecuado un coche con motor gasolina. A groso modo y con el fin de no hacer de una acción prácticamente automática y que se realiza en pocos segundos, de algo muy laborioso y que nos genere más presión que tranquilidad, vamos a verlo en estos breves puntos:

  • Mantener el freno de mano puesto en caso de tener el vehículo estacionado en un lugar con pendiente por ligera que sea.
  • Girar la llave sin necesidad de esperar a un calentamiento como en el caso de los vehículos diésel.
  • Pisamos embrague.
  • Ponemos primera marcha con el cambio.
  • No soltamos embrague y vamos añadiendo presión sobre el acelerador.
  • Vamos soltando el embrague mientras proseguimos con la presión del acelerador.

Con estos pasos, para muchos quizás algo lógicos, estaremos teniendo precaución para que el proceso de puesta en marcha del motor sea correcto en todos los sentidos.

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Conducir un coche de gasolina de forma óptima

La conducción de un coche de gasolina a diferencia de lo que algunos conductores puedan pensar, se diferencia en algunos aspectos de la conducción con vehículos diésel o híbridos. Es por ello que con el fin de evitar algunos errores de base a la hora de circular con uno de estos coches, ya sea porque no conocíamos la información, porque nos han prestado uno, hemos alquilado o simplemente la empresa para la que trabajamos nos ha puesto un vehículo de empresa gasolina, vamos a detallar algunos consejos para conducir de un modo correcto estos coches.

En primer lugar recuerda que el arranque si bien para  muchos es un hecho trivial, la realidad es que tiene su técnica y ello a corto plazo quizás no se haga visible, pero en un vehículo que esté con nosotros durante, digamos, 10 años y que siempre haya sido arrancado de un modo incorrecto, puede suponernos averías que pudiéramos haber evitado simplemente modificando el modo de actuar de este proceso de pocos segundos.

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Al margen del punto anterior, hemos de tener en cuenta una vez ya estamos circulando, cuando hemos de cambiar de marcha. Se suele decir que una vez salimos de la autoescuela con simplemente escuchar el ruido del motor ya sabemos si hemos de aumentar o reducir marcha, incluso mientras nos sacamos el carnet en ocasiones se escucha esta conocida frase. Lo cierto es que existe algo más que intuición y sonidos tras esta acción que tantas veces realizamos a lo largo de un trayecto. ¿Quieres cambiar correctamente de marcha? Pues espera a que las revoluciones de tu coche gasolina alcancen un valor de entre 2.000 y 2.500 r.p.m.

¡Ya está! ¿Sencillo verdad? A esta respuesta se le pueden poner diferentes “peros” según nuestra forma de conducir (más pausada, más deportiva, entre otros) o según las características de la vía por la cual circulamos o si existen situaciones excepcionales como adelantamientos, pero si hemos de tener en mente un valor, recordemos estos dos.

Los coches gasolina no están creados para utilizar en exceso la primera marcha, es por ello que se recomienda que su uso se limite mucho en el tiempo. Obviamente en las salidas tras una parada deberemos reiniciar la marcha en primera, no obstante esta deberá permanecer puesta tan sólo durante unos 5 o 6 metros.

Este último consejo no va relacionado únicamente con los motores gasolina, no obstante no deja por ello de ser realmente importante para conseguir una vida útil de nuestro vehículo más larga. Nos referimos a la conducción lo más estable posible y con ello no nos referimos a circular siempre a la misma velocidad, pues ello dependerá de muchas otras variables, pero sí al evitar cambios bruscos en la marcha. Acelerones, frenazos, giros bruscos, etc., obligarán a forzar en exceso diferentes componentes que acortarán su vida útil si estas situaciones se convierten en habituales.

No debes conducir un gasolina como si fuera diésel

Dentro de los puntos que hemos visto anteriormente, también existen algunas menciones a los vehículos diésel, y es que, sobre todo si venimos de tener un diésel y adquirimos un gasolina podemos tener interiorizados un gran número de acciones y manías que en los coches gasolina no sean precisamente óptimos para su funcionamiento. Veamos alguno de ellos.

  • Circular con el coche por debajo de las 2.000 r.p.m antes de cambiar de marcha es algo posible y habitual en un vehículo diésel, no obstante en un gasolina este cambio sería prematuro, pues como decíamos anteriormente necesitaríamos como mínimo esas 2.000 revoluciones por minuto para hacer un cambio óptimo.
  • Esperar a la hora de arrancar el motor para que el coche coja temperatura no será necesario en el coche gasolina.
  • Esperar a escuchar el ruido del motor “exigiéndose” para cambiar de marcha es algo que muchos conductores de vehículos diésel emplean como alerta para realizar dichos cambios, no obstante, hemos de tener presente que los vehículos gasolina cuentan con un motor menos ruidoso y con una fluidez de conducción mayor lo cual puede hacerlos esperar más de lo necesario para escuchar ese sobreesfuerzo.

Pocas revoluciones significa más averías

Un vehículo gasolina necesita ciertas revoluciones para funcionar correctamente y lo hemos comentado en este artículo, es por ello que circular a un nivel de revoluciones bajo puede provocar averías por vibraciones y sobreesfuerzos. EGR o FAP son ejemplos de sistemas que pueden verse afectados por este tipo de conducción.

Acciones beneficiosas al arrancar un motor de diésel

Al arrancar un vehículo diésel es interesante esperar a que el motor adquiera cierta temperatura, mantener el freno hasta que el embrague esté prácticamente libre o antes de iniciar nuestro trayecto y tras haberlo arrancado, mantener el vehículo parado durante unos segundos nuevamente con el fin de aumentar la temperatura del coche.

Si estás pensando en conducir un vehículo de gasolina, híbrido o de diésel no dude en contactar con Total Renting.

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