La ballesta de un coche es un resorte metálico que forma parte del sistema de suspensión y desempeña la función de absorber impactos y soportar la carga del vehículo.
Hoy en día, las ballestas, especialmente las semielípticas, han sido reemplazadas en la mayoría de los coches de uso común por sistemas más modernos como la suspensión independiente o la suspensión neumática, que ofrecen mayor confort y rendimiento. Sin embargo, aún se utilizan en vehículos que requieren alta capacidad de carga o resistencia, como camiones, todoterrenos y vehículos militares.
Vehículos como el SsangYong Musso, un SUV todoterreno, también incorporaban este tipo de suspensión en sus versiones más antiguas.
¿Qué es una ballesta?
La ballesta es un conjunto de hojas metálicas superpuestas que actúan como resorte en la suspensión del vehículo. Su misión principal es absorber las irregularidades del terreno y soportar las cargas verticales transmitidas por el eje al chasis. Además, en muchos vehículos industriales la ballesta cumple funciones de guiado del eje.
Las ballestas pueden diseñarse en varias geometrías: semielíptica, elíptica, parabólica o transversal. Su elección responde a requisitos de carga, coste, mantenimiento y comportamiento dinámico del vehículo.

¿Cómo funciona la ballesta?
Cuando una rueda encuentra un bache, las hojas de la ballesta se deforman de forma elástica: almacenan energía y la liberan gradualmente, lo que reduce la transmisión del golpe al bastidor y a la carrocería. En un tipo de suspensión llamada semielíptica, las hojas de metal se apilan como una especie de “sándwich”. Un perno principal y unas abrazaderas las mantienen juntas y alineadas. Por otro lado, unos grilletes funcionan como conectores flexibles que permiten que la suspensión se doble o se mueva sin problemas cuando el coche pasa por baches o irregularidades en la carretera.

- Materiales: acero templado
- Tipos: semielíptica, parabólica, elíptica, transversal
- Vida útil estimada: 150.000+ km (varía por uso)
- Inspección recomendada: cada 20.000 km
- ITV: rotura de hoja maestra = defecto grave
Tipos de ballestas de suspensión
Las ballestas de suspensión se clasifican por su forma y comportamiento mecánico. La semielíptica es la más frecuente en vehículos de trabajo. La parabólica ofrece menor masa suspendida y mayor progresividad. La elíptica tiene uso histórico y la transversal aparece en aplicaciones concretas.
| Tipo | Característica | Uso habitual |
|---|---|---|
| Semielíptica | Varias hojas superpuestas con perno central; alta capacidad de carga. | Camiones, furgonetas, remolques. |
| Parabólica | Hoja(s) con espesor variable; menos peso y mejor confort. | Pick-ups y vehículos off-road modernos. |
| Elíptica | Dos semielípticas enfrentadas; uso clásico. | Vehículos históricos y clásicos. |
| Transversal | Montada transversalmente para permitir geometrías específicas. | Modelos clásicos y aplicaciones deportivas clásicas. |
Partes y componentes
El conocimiento de las piezas que forman una ballesta es esencial para realizar diagnósticos fiables. Las principales son las hojas (láminas), la hoja maestra y contramaestra, el perno maestro, las abrazaderas, los grilletes (shackles), los casquillos y los anclajes al chasis. Un casquillo desgastado o una abrazadera suelta puede provocar ruidos y desgaste prematuro de las hojas.
Mantenimiento y reparación
El mantenimiento preventivo incluye inspección visual periódica, comprobación del apriete de pernos y abrazaderas, sustitución de casquillos y limpieza anticorrosiva. La intervención en taller puede consistir en la sustitución completa del paquete de hojas o en la reparación mediante kits que reemplazan hojas individuales; sin embargo, la reparación por soldadura de hojas agrietadas no es recomendable por riesgo de rotura por fatiga.
- Inspección visual cada 20.000 km o tras uso intensivo.
- No circular con hojas fisuradas o con la hoja maestra rota.
- Reemplazar casquillos y abrazaderas cuando muestren juego o desgaste.
- Evitar modificaciones no homologadas que alteren la geometría del eje.
Síntomas de fallo y riesgos
Los indicios de una ballesta dañada son: hundimiento lateral del eje, ruidos metálicos al pasar baches, vibraciones en el eje trasero y comportamiento inestable en frenada. Circular con la ballesta dañada incrementa la probabilidad de pérdida de control y puede provocar daños colaterales en amortiguadores, neumáticos y bastidor.
Normativa, ITV y homologación
En la inspección técnica, la existencia de roturas múltiples o la fractura de la hoja maestra se considera defecto grave y conduce a un resultado desfavorable. Cualquier modificación que afecte a la altura, la capacidad de carga o la geometría del eje requiere proyecto técnico y homologación según el Reglamento General de Vehículos. Las reformas de importancia deben estar certificadas por un taller y pasar una nueva ITV.