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El Porsche 911 de 1988 se mantiene como un ícono atemporal del automovilismo deportivo. Con un motor bóxer de seis cilindros refrigerado por aire, el 911 de ese año ofrecía un equilibrio perfecto entre rendimiento y manejabilidad. Su diseño clásico, con una línea de techo inclinada hacia la parte trasera y los característicos pasos de rueda ensanchados, encapsulaba la esencia de la deportividad con elegancia. Internamente, el vehículo venía equipado con un avanzado sistema de inyección de combustible y una transmisión que aseguraba la entrega precisa de potencia.
El año 1988 fue significativo para el Porsche 911, ya que marcó la continuación de una era dorada para este modelo. Las variantes de ese año perfeccionaron la fórmula que había comenzado dos décadas atrás, con mejoras técnicas y de confort que enfatizaban su dualidad como coche deportivo y vehículo para el día a día.
911 Carrera | Agilidad y herencia clásica. |
911 Targa | Libertad y estilo con techo abierto. |
911 Turbo | Velocidad y prestaciones elevadas. |
Diseño | Estético y funcional. |
Motorización | Potente y fiable. |
Acabados | De alta calidad y personalizables. |
Comodidad9,1
Seguridad9,3
Calidad/Precio9,3
Diseño9,2
En 1988, el Porsche 911 se posicionaba como un vehículo premium, con un precio acorde a sus prestaciones deportivas de alto nivel y su reputación de prestigio en el mercado automotriz.
Cada modelo del Porsche 911 (1988) venía con su propia ficha técnica, destacando las especificaciones únicas, acabados de lujo y medidas precisas para garantizar el máximo rendimiento.
El Porsche 911 (1988) estaba disponible en una gama de colores que reafirmaban su carácter deportivo y exclusivo, con opciones que iban desde el clásico Rojo Guardia hasta el elegante Negro Jet.
Las llantas del Porsche 911 (1988) eran más que un complemento estético; diseñadas para optimizar el rendimiento y la seguridad, estaban disponibles en diferentes estilos y medidas, adecuadas para cada versión y necesidad de conducción. Desde el diseño clásico hasta opciones más modernas y agresivas, las llantas del 911 jugaban un papel crucial en la experiencia de manejo y en la imagen icónica del vehículo.
El Porsche 911 de 1988 ofrece una cabina enfocada en el confort y la deportividad. Los asientos, ergonómicamente diseñados, vienen con opciones de tapicerías de alta calidad, que incluyen cuero premium y tejidos duraderos. El ajuste de los asientos permite una posición de conducción óptima para control y comodidad.
La seguridad del Porsche 911 de 1988 estaba a la vanguardia para su época, incorporando sistemas de frenos antibloqueo (ABS) y barras de protección integradas en las puertas. La carrocería diseñada para absorber impactos y los cinturones de seguridad con pretensores son ejemplos de cómo Porsche no escatimó en medidas de seguridad.
Aunque la conectividad era limitada en 1988, el Porsche 911 ofrecía un sistema de audio de calidad, con una radio AM/FM y reproductor de casetes. Los altavoces estaban estratégicamente colocados para ofrecer una experiencia auditiva inmersiva compatible con la naturaleza deportiva del vehículo.
Porsche respeta la individualidad de sus clientes, ofreciendo una amplia gama de opcionales. Desde la elección de llantas exclusivas y asientos deportivos hasta paquetes de personalización de rendimiento, la experiencia de poseer un Porsche 911 de 1988 podía ser altamente personalizada. Los opcionales también incluían sistemas de escape mejorados y mejoras en el chasis para una conducción aún más precisa. El programa de personalización extendido también facilitaba la creación de un vehículo único a la medida de cada conductor.
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El rango de potencia de los Porsche 911 de 1988 varía entre aproximadamente 200 CV y 330 CV, dependiendo de la variante específica del modelo.
Los motores del Porsche 911 de 1988 tienen una cilindrada que oscila entre 3.2 y 3.6 litros, sujeto a la versión del modelo.
El Porsche 911 de 1988 típicamente ofrece 4 asientos, aunque los asientos traseros son más adecuados para niños o carga ligera debido a su tamaño reducido.
La velocidad máxima del Porsche 911 de 1988 puede variar, pero generalmente se encuentra en un rango que va desde aproximadamente 230 km/h hasta más de 260 km/h, dependiendo de la variante del modelo.
Sí, en 1988 se ofrecieron variantes turbo del Porsche 911, conocidas por su mayor rendimiento y una potencia significativamente aumentada en comparación con las versiones de aspiración natural.
Los Porsche 911 de 1988 venían equipados mayoritariamente con transmisiones manuales de 5 velocidades, aunque algunas versiones podían ofrecer diferentes configuraciones de transmisión.
El Porsche 911 de 1988 es altamente valorado por los coleccionistas y entusiastas del automovilismo, especialmente las versiones en buen estado o con especificaciones particulares, debido a su diseño icónico y rendimiento destacado en la época.