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Si buscas un clásico que exhala ese aroma a nostalgia con un ligero toque deportivo, el Opel Monza Gasolina es un candidato de primera. Con su carrocería coupé que irradia elegancia y un motor que ruge con sinceridad, este bólido no es solo un viejo recuerdo, es una experiencia de conducción con carácter. ¡Y oye, que su presencia sigue girando cabezas!
El Opel Monza Gasolina surgió en los vibrantes años 70, con una presencia que marcó la década. Su legado se extendió durante los años 80, con modelos que persistieron en demostrar el poderío de este gran coupé.
Descubre las variantes que hicieron del Opel Monza Gasolina una leyenda sobre ruedas.
El Opel Monza Gasolina se distingue por su diseño coupé de gran tamaño, una amplia cabina y una mecánica robusta que proporcionaba una conducción contundente.
Comodidad9,0
Seguridad9,3
Calidad/Precio9,1
Diseño9,1
¿Pensando en adquirir una pieza de historia automotriz? Los precios del Opel Monza Gasolina pueden variar considerablemente en función del estado del vehículo, su kilometraje y la originalidad de sus piezas. En el mercado de coches clásicos, un Monza bien conservado podría situarse en una banda que oscila entre los , dependiendo de si buscas un modelo base para restaurar o una unidad en condiciones de concurso.
Potencia, dimensiones y detalles configuran la esencia del Opel Monza Gasolina. Las fichas técnicas revelan una máquina diseñada para el disfrute y la comodidad, con acabados que varían según el año y el modelo.
Los colores del Opel Monza Gasolina son el guiño perfecto a su época. Desde tonalidades sólidas hasta metalizadas, cada pintura refleja la atrevida personalidad del modelo.
No menos importantes son las llantas, que en el caso del Monza, resaltan su porte atlético y complementan su estética inconfundible.
Chaval, te cuento que el Opel Monza Gasolina era un cacharro que se preocupaba por tu trasero tanto como tú. Imagínate esos asientos mullidos que no te dejaban reventado después de un viaje. No había piel, pero la tela, eh, nada de poca calidad. Además, el espacio era generoso. No te sentías enlatado en sus butacas. Atrás, había para estirar las piernas y la tapicería se mantenía bien incluso si los chavales la tomaban por parque de atracciones. ¡Vamos, que podías invitar a tus colegas a un road trip sin oír quejas del espacio, que no es poco!
A ver, en su época, el Opel Monza no iba lleno de cachivaches electrónicos de hoy, pero se defendía. Tenía buenas suspensiones, frenos que no te dejaban tirado y una carrocería que era como un tanque, oye. Claro, olvídate de airbags por todos lados, pero este bólido estaba hecho para aguantar. Y algo es seguro, comparado con otros de su tiempo, te hacía sentir que volvías a casa sin dramas.
No esperes milagros, pero el Monza sabía hacer ruido decente con su equipo de audio. Vamos, que tú y tus colegas podíais darle caña a las cintas esos fines de semana.
En el tema de personalización, el Opel Monza no se quedaba corto. Podías echarle unos faros antiniebla para días chungos o elegir aros más chulos que dieran al coche un toque canalla.
Si querías, ponías tu Monza fino por dentro. Opciones para añadir un poco de lujo, como un volante de cuero o incluso un control de crucero para los más puestos en tecnología.
¿Más madera? Pues había paquetes de opciones que te vestían el Monza para ir de boda, por ejemplo, con mejores llantas o asientos más sofisticados.
El Opel Monza Gasolina, en sus buenos tiempos, pudo no ser el non plus ultra en personalización, pero oye, algo había. Podías meterle techo solar para darte el filete bajo el sol, llantas de aleación que le daban rollito deportivo y hasta elevalunas eléctricos, que para la época era un filón. Si ya te querías venir muy arriba, igual te agenciabas el modelo con el sistema de inyección, y flipabas con la respuesta del motor. Que sí, eran opcionales, pero transformaban al Monza de un coche del montón en algo mucho más molón. Hablando de motor, tenías variantes que iban desde el no tan ágil 2.0 litros al más vitaminado 3.0 litros, para los que les gustaba un poco más de chicha al pisarle.
Mira, para calcular el seguro de un clásico como el Opel Monza Gasolina, tienes que tener en cuenta que no es lo mismo que un coche recién salido del concesionario. Aquí juega la antigüedad, que puede ser una ventaja si lo aseguras como vehículo histórico. Además, piensa en tu perfil de conductor, los kilómetros que le vas a hacer y dónde lo guardas. Apunta esos datos y busca aseguradoras que mimen coches clásicos. A lo mejor hasta encuentras una que te deje asegurar el Monza por días, si es que solo lo sacas para vacilar en eventos o concentraciones de clásicos.
Los modelos Opel Monza Gasolina ofrecen un rango de potencia que va desde aproximadamente 115 CV hasta más de 180 CV, dependiendo de la versión y el año de fabricación.
La cilindrada de los motores gasolina en el Opel Monza varía entre 1.8 litros y 3.0 litros, en función de la configuración específica del modelo.
El Opel Monza Gasolina es un coupé que cuenta con un diseño de 4 asientos, proporcionando espacio tanto para el conductor como para los pasajeros.
La velocidad máxima de los Opel Monza Gasolina puede estar en un rango de entre 190 km/h y 220 km/h, dependiendo de la variante del motor y las especificaciones técnicas del vehículo.
Los Opel Monza Gasolina pueden estar equipados tanto con transmisiones manuales de 4 o 5 velocidades, como con opciones automáticas, en función del modelo y el año de la versión.
El Opel Monza Gasolina posee una carrocería tipo coupé, con un diseño deportivo y elegante característico de los modelos de la época en que se produjo.
El consumo de combustible en el Opel Monza Gasolina puede considerarse moderado para su época, aunque los modelos más actuales de vehículos han desarrollado tecnologías más eficientes. Se pueden esperar consumos promedio de entre 8 y 12 litros a los 100 km, variando según la versión y las condiciones de conducción.