El Nissan Safari de 1988, conocido por su robustez y capacidad todoterreno, se posicionó como una opción fiable para aventureros y profesionales. Equipado con un motor potente y una construcción resistente, este vehículo ofrecía un rendimiento confiable tanto en carretera como en condiciones adversas.
El Nissan Safari presentaba diversas variantes de carrocería que respondían a diferentes necesidades. La versión de batalla corta proporcionaba mayor maniobrabilidad en terrenos difíciles, mientras que la de batalla larga ofrecía más espacio y comodidad en viajes largos. Había configuraciones tanto de dos puertas como de cuatro, incluyendo opciones con techo rígido y otras con techo de lona, adaptándose así a las preferencias de cada usuario.
El año 1988 se convirtió en un hito para el Nissan Safari, consolidándose como un referente en la categoría de los 4×4.
El Nissan Safari de 1988 lanzó modelos como el Granroad, el DX y el robusto Super Safari. Cada versión destacaba por ofrecer un conjunto de características específicas que lo hacían sobresalir en su segmento.
El Nissan Safari de 1988 estaba equipado con un motor diésel o gasolina que aseguraba una potencia notable. Su transmisión podía ser manual o automática, adaptándose a distintos perfiles de conducción. Además, contaba con una tracción en todas las ruedas para superar terrenos desafiantes. El interior ofrecía un confort adecuado con una instrumentación completa, y su estructura estaba pensada para garantizar una conducción segura y una durabilidad excepcional.
Comodidad9,6
Seguridad9,0
Calidad/Precio9,6
Diseño9,5
En su momento, el Nissan Safari de 1988 representaba una inversión significativa, con un precio que reflejaba su capacidad y equipamiento. Hoy en día, los precios varían ampliamente dependiendo del estado del vehículo, su kilometraje y las modificaciones realizadas. Los aficionados al todoterreno suelen valorar modelos bien conservados o restaurados, estando dispuestos a pagar primas por unidades especiales. La adquisición de un Safari clásico puede convertirse en una inversión para coleccionistas y entusiastas que buscan la esencia de un 4×4 tradicional japonés.
Las fichas técnicas del Nissan Safari de 1988 detallan todo, desde las dimensiones hasta las especificaciones del motor. Disponibles para cada versión, permiten conocer a fondo las capacidades y limitaciones de este robusto todoterreno.
Los colores disponibles para el Nissan Safari de 1988 iban desde tonos sobrios hasta más vistosos, permitiendo personalizar la estética exterior.
Robustas y diseñadas para enfrentar terrenos duros, las llantas del Nissan Safari de 1988 garantizaban una tracción y durabilidad adecuadas para cualquier aventura.
El Nissan Safari de 1988 destacaba por su interior robusto y funcional. Los asientos ofrecían un confort aceptable para la época, con tapicerías diseñadas para soportar el desgaste de la aventura y el uso diario. Los materiales utilizados eran resistentes y estaban pensados para brindar una sensación de durabilidad. La configuración de los asientos permitía acomodar a varios pasajeros, manteniendo una amplitud razonable para el disfrute de largos viajes.
En materia de seguridad, el Nissan Safari de 1988 contaba con características básicas, enfocadas a la protección de sus ocupantes, como cinturones de seguridad y una estructura sólida.
Para la época, el Nissan Safari ofrecía un sistema de audio que, si bien no era de alta fidelidad, cumplía con las necesidades de entretenimiento de sus usuarios. La radio AM/FM y la posibilidad de incluir un reproductor de cintas era lo esperado en esos años. No obstante, en un mundo sin smartphones o integración de pantalla táctil, el foco estaba en la experiencia de conducción más que en la conectividad digital, lo que hacía que la simplicidad de su sistema de audio fuese más que suficiente para los estándares de la época.
Los paquetes opcionales del Nissan Safari incluían mejoras tanto en confort como en capacidad todoterreno, con opciones de personalización que permitían adaptar el vehículo a las necesidades específicas de cada conductor.
Además de los opcionales ya mencionados, el Nissan Safari contaba con una gama de personalizaciones que incluían mejoras en el motor y la transmisión, sistemas de suspensión especializados para terrenos difíciles y accesorios de iluminación avanzados para expediciones nocturnas. Los interesados en el rendimiento podían optar por ruedas de mayor tamaño y neumáticos de alto rendimiento, así como por sistemas de bloqueo de diferencial. En el interior, se ofrecían asientos con mejores acabados y ajustes electrónicos para una mayor comodidad. En resumen, el Nissan Safari se presentaba como un vehículo versátil, capaz de ser personalizado para enfrentar tanto la jungla urbana como los desafíos fuera del asfalto.
Póliza a medida: | Seguro personalizable según uso y preferencias. |
Cobertura todoterreno: | Protección específica para vehículos 4×4. |
Valor histórico: | Consideración especial debido a su antigüedad. |
El seguro del Nissan Safari debe tener en cuenta sus características únicas como vehículo todoterreno con valor histórico.
El Nissan Safari de 1988 está equipado con motores que pueden variar en potencia, generalmente situándose en un rango que va desde aproximadamente 145 CV (caballos de vapor) hasta 155 CV, dependiendo de la variante específica y las modificaciones realizadas.
Los motores del Nissan Safari de 1988 tienen una cilindrada que oscila entre los 2.8 litros hasta los 4.2 litros, en función de la versión del motor seleccionado.
El Nissan Safari de 1988 está diseñado para acomodar comúnmente entre 5 y 7 pasajeros, dependiendo de la configuración del interior y de los asientos.
La velocidad máxima del Nissan Safari de 1988 varía según el estado del vehículo y la versión del motor, pero generalmente se encuentra en el rango de aproximadamente 160 km/h a 180 km/h.
El Nissan Safari de 1988 suele contar con tracción en las cuatro ruedas (4×4), lo que le proporciona una mayor capacidad fuera de carretera y un mejor agarre en condiciones difíciles.
El Nissan Safari de 1988 se ofrecía con opciones de transmisión manual de 5 velocidades o una automática de 4 velocidades, dependiendo de la preferencia y disponibilidad.
El consumo de combustible del Nissan Safari de 1988 varía según el motor y el uso, pero típicamente se sitúa en un rango que podría considerarse elevado, acorde a los estándares de su época y tipo de vehículo, especialmente cuando se utiliza en terrenos difíciles o con cargas pesadas.