El Mazda 626 de 1987 es un reflejo de la filosofía de diseño y técnica de la época, destacándose por su:
El Mazda 626 en su cosecha del ’87 se presentaba en sabores para todos los gustos. Tienes desde el sedán para los más clásicos hasta el coupé para los que querían darle un rollo más deportivo a su vida. Y no olvidemos la versión hatchback, práctica hasta decir basta, ni el wagon, el rey del maletero. Además, cada uno venía con su propio set de motorizaciones y chucherías técnicas para hacer que cada arranque fuera una pequeña fiesta en la carretera.
El año 1987 fue significativo para el Mazda 626; la marca continuaba afianzando su reputación de durabilidad y calidad técnica. Este año, el modelo seguía en su tercera generación, conocida como la serie GC, lanzada en 1982 y que perduró hasta 1987, siendo este su canto del cisne antes de la llegada de la cuarta generación. Este lapso de tiempo permitió a Mazda refinarse y perfeccionar los detalles de un vehículo que había ganado buena aceptación en el mercado global, especialmente en Norteamérica y Europa.
El 626 de aquel año venía en un puñado de versiones que hoy día nos harían sonreír por su honestidad. Hablamos del base, el LX y el DX, junto al mítico GT que ponía la guinda del pastel. Cada uno traía su propio abanico de extras y motores, desde los modestos 2.0 litros hasta los más vitaminados 2.0 turbo que le daban vidilla. Y claro, transmisiones manuales para los puristas y automáticas para los que les gusta ir más relajados.
Las características que destacaban a nivel general en el Mazda 626 (1987) incluían:
Comodidad9,7
Seguridad9,3
Calidad/Precio8,8
Diseño9,6
En su momento, el Mazda 626 representaba una opción de excelente relación calidad-precio dentro de su segmento. Los precios variaban según la versión y equipamiento seleccionado, siendo competitivos frente a sus rivales japoneses y europeos de la época.
Las fichas técnicas revelaban diversidad de acabados y medidas generosas para la categoría. Mazda ofrecía un habitáculo cómodo y espacioso, destacando por su funcionalidad y calidad de los materiales, ajustándose a los estándares de la época.
El Mazda 626 (1987) lucía una paleta de colores que iba desde los clásicos blanco y negro hasta opciones más atrevidas como rojos y azules. La pintura, de buena calidad, contribuía a un aspecto elegante y sobrio, propio de la marca. Los acabados metálicos y la posibilidad de personalizar con dos tonos aumentaban el atractivo visual y permitían cierta distinción individual dentro de una gama de vehículos que priorizaba la resistencia y durabilidad por encima de la moda pasajera.
Las ruedas del Mazda 626 de 1987 calzaban llantas de diseño funcional, en línea con su filosofía de fiabilidad y practicidad. Eran usualmente de acero en los modelos básicos y de aleación ligera en las versiones más equipadas. Este contraste entre sencillez y sofisticación se traducía en opciones de 14 o 15 pulgadas, con neumáticos adecuados para proporcionar un buen agarre y comodidad en la conducción. Las llantas no solo cumplían con su labor funcional, sino que también aportaban al conjunto un toque de elegancia sutil que redondeaba el diseño general del vehículo.
En el año 1987, el Mazda 626 ofrecía un interior que equilibraba confort y funcionalidad. Los asientos se presentaban con una ergonomía estudiada para proporcionar un soporte adecuado tanto en trayectos largos como en conducción más dinámica. La tapicería utilizada en aquellos modelos estaba pensada para soportar el desgaste del día a día, combinando materiales resistentes y de fácil limpieza. Los ajustes disponibles permitían a los conductores y pasajeros encontrar su posición ideal de conducción y descanso, incluyendo ajustes manuales de altura, inclinación y posición longitudinal. A pesar de su edad, los interiores del Mazda 626 de 1987 se mantenían competitivos en términos de confort y calidad.
Aunque el Mazda 626 de 1987 no contaba con las avanzadas tecnologías de seguridad de hoy en día, para su época estaba bien considerado. Incluía sistemas básicos como cinturones de seguridad para todos los ocupantes y una estructura de carrocería diseñada para absorber impactos. Además, su visibilidad y maniobrabilidad contribuían a la prevención de accidentes.
El sistema de audio del Mazda 626 de 1987 consistía en una radio AM/FM con casetera, representando la tecnología de entretenimiento estándar para la época, enfocado en ofrecer música y noticias durante la conducción.
Los propietarios del Mazda 626 de 1987 podían personalizar su vehículo con una gama de opcionales exteriores. Las llantas de aleación, los espejos retrovisores con ajuste eléctrico, y el sunroof ofrecían un toque de exclusividad y confort. Estos complementos no solo mejoraban la estética, sino que también aportaban funcionalidad adicional al coche.
En el ámbito interno, el Mazda 626 ofrecía una serie de opcionales como aire acondicionado, elevalunas eléctricos y cierre centralizado, que mejoraban la experiencia a bordo tanto para el conductor como para los pasajeros. Estos elementos buscaban ofrecer un mayor nivel de confort y conveniencia.
Al momento de la compra, los clientes tenían la opción de elegir entre varios paquetes de equipamiento que agrupaban opcionales interiores y exteriores, facilitando así la personalización de su Mazda 626 según sus preferencias y necesidades.
La lista de opcionales continuaba con sistemas de sonido mejorados y detalles de lujo como tapicería de cuero o inserciones de madera en el salpicadero. Estos detalles suponían una mejora significativa en la percepción general de calidad y confort del vehículo.
Calcular el seguro para un Mazda 626 de 1987 requiere tener en cuenta factores específicos del vehículo. Por ejemplo, su antigüedad puede influir en la prima, al igual que la disponibilidad de piezas para reparaciones. La robustez mecánica y la durabilidad del modelo, junto con su reputación de fiabilidad, son detalles que influyen positivamente en la evaluación del seguro. Los servicios de seguros especializados en vehículos clásicos pueden ofrecer pólizas adaptadas a las particularidades de este tipo de coches.
El Mazda 626 de 1987 se ofreció con una variedad de motorizaciones de gasolina, incluyendo opciones de 4 cilindros y algunas regiones con variantes diésel. La cilindrada oscilaba entre 1.6 y 2.2 litros, con potencias que iban desde los 80 hasta los 120 caballos de fuerza aproximadamente.
La velocidad máxima del Mazda 626 de 1987 variaba según el tipo de motor y configuración, oscilando generalmente entre 170 y 200 km/h.
El Mazda 626 de 1987 se equipaba tanto con transmisiones manuales de 5 velocidades como con opciones automáticas de 4 velocidades, dependiendo de la versión y el mercado.
Para la época, el Mazda 626 de 1987 ofrecía un nivel de equipamiento bastante completo que podía incluir aire acondicionado, elevalunas eléctricos, cierre centralizado y sistema de sonido, entre otros, dependiendo del acabado y del mercado.
El Mazda 626 de 1987 estaba disponible en diversas carrocerías, incluyendo sedán de 4 puertas, coupé de 2 puertas y hatchback de 5 puertas, para adaptarse a las necesidades y gustos de diferentes consumidores.
El Mazda 626 de 1987 incorporaba características de seguridad básicas para la época, como cinturones de seguridad, pero no contaba con los sistemas avanzados de seguridad activa y pasiva que se encuentran en los vehículos modernos.
El consumo de combustible del Mazda 626 de 1987 variaba dependiendo del motor y la transmisión, pero de manera general, se situaba en un rango aproximado de 7 a 10 litros/100 km combinado, aunque esto podría variar según las condiciones de conducción y mantenimiento del coche.