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El Ford Sierra Automático fue uno de los vehículos más emblemáticos de la década de los 80 y principios de los 90. Con un diseño aerodinámico que rompía con lo establecido, ofrecía una apuesta interesante en el segmento de berlina media. Estaba equipado con una transmisión automática que proporcionaba confort y facilidad de conducción, lo que lo hacía destacar en su categoría. Sus versiones automáticas venían con distintas configuraciones de motor, incluyendo opciones diésel y gasolina que se adaptaban a las diferentes necesidades de los conductores.
Vamos a darle un repaso a los colegas de la familia Sierra con cambio automático. Cada uno tiene su rollo especial:
Los Ford Sierra automáticos eran conocidos por su confort de marcha y su capacidad para devorar kilómetros en carretera. La caja de cambios automática suavizaba las transiciones de marcha y complementaba el diseño de suspensión que absorbía bien las irregularidades del asfalto. En el interior, se ofrecían distintos niveles de equipamiento, desde los más básicos hasta los más completos en las versiones Ghia o Cosworth. Estos vehículos también destacaban por su espacio interior y maletero, convirtiéndose en una opción práctica para familias y viajeros.
Comodidad8,7
Seguridad9,4
Calidad/Precio9,5
Diseño9,2
En su momento, los precios del Ford Sierra Automático variaban considerablemente en función de la versión y el equipamiento elegidos. Hoy en día, para los coleccionistas o aficionados, el mercado de segunda mano ofrece una amplia gama de precios. Los modelos básicos pueden encontrarse a precios accesibles, mientras que las ediciones especiales como el Sierra Cosworth pueden alcanzar cifras significativamente mayores debido a su valor histórico y deportivo. Además, el estado de conservación del vehículo y su kilometraje son factores determinantes que influirán en el precio final.
Las fichas técnicas del Ford Sierra Automático proporcionan información detallada de cada modelo. Los acabados variaban desde los más sencillos en los modelos básicos hasta los más lujosos en las versiones Ghia y Cosworth. En cuanto a las medidas, el Sierra ofrecía un habitáculo amplio y cómodo, con dimensiones que se traducían en buen espacio para las piernas y para la cabeza, tanto en las plazas delanteras como traseras.
El exterior de los Ford Sierra Automático era resaltado por una gama de pinturas que iba desde los tonos más sobrios hasta colores más vistosos y deportivos. El acabado de la pintura y la disponibilidad de colores podían variar según el año de fabricación y la versión del modelo, brindando personalización y estilo a cada vehículo.
Las llantas del Ford Sierra Automático eran un elemento que añadía carácter al diseño del vehículo. Dependiendo de la versión, podían variar en tamaño y estilo, con opciones más deportivas en las versiones XR4i y Cosworth. Las llantas no solo influían en la estética, sino también en el comportamiento dinámico del coche.
La cabina del Ford Sierra Automático se distingue por su confort y funcionalidad. Los asientos, ergonómicamente diseñados, ofrecen un soporte excepcional que reduce la fatiga en viajes largos. Disponibles tanto en tela como en opción de piel, los acabados son de alta calidad, brindando resistencia y una sensación placentera al tacto. La versión Ghia, en particular, presenta tapicerías más lujosas y ajustes eléctricos para el asiento del conductor, incrementando la comodidad personalizada. Además, el espacio interior es generoso, permitiendo a los ocupantes disfrutar de un ambiente amplio y acogedor.
El Ford Sierra Automático incorpora sistemas avanzados de seguridad activa y pasiva, incluyendo frenos ABS y cinturones de seguridad pretensores, enfocados en proteger al máximo a sus ocupantes.
La experiencia de conducción se ve realzada por un sistema de audio y conectividad adaptado a las necesidades modernas. Con opciones de radio AM/FM, casete y, posteriormente, reproductores de CD, el Ford Sierra Automático también ofrecía controles de audio en el volante en algunas variantes. La posibilidad de integrar teléfonos móviles y la presencia de altavoces de calidad proporcionan un ambiente sonoro envolvente y práctico para disfrutar de la música o de las noticias durante el viaje.
Existían diferentes paquetes que permitían al propietario optimizar el Ford Sierra Automático a su gusto. Entre ellos, el paquete deportivo que modificaba la suspensión y la aerodinámica, o el paquete de lujo con mejores acabados interiores.
Aparte de los opcionales mencionados, el Ford Sierra Automático ofrecía una variedad de extras que podían adaptarse a las preferencias de cada usuario, desde faros antiniebla hasta asientos calefactables. Los distintos niveles de acabados, como el L, GL, Ghia, y eventualmente el Cosworth, proponían paquetes opcionales que incluían potenciadas motorizaciones y detalles estéticos exclusivos, como las llantas de aleación o los kits aerodinámicos que no solo mejoraban la estética, sino también la funcionalidad al reducir el coeficiente de arrastre. Esta personalización contribuye a la sensación de tener un vehículo único y adaptado a las necesidades y gustos particulares del conductor.
La potencia de los modelos Ford Sierra Automático varía entre aproximadamente 75 y 150 caballos de vapor (CV), dependiendo de la motorización y el año del modelo.
Los motores del Ford Sierra Automático tienen una cilindrada que oscila entre 1.3 y 2.9 litros, en función de la versión específica y el año de fabricación.
El Ford Sierra Automático estándar cuenta con 5 asientos, ofreciendo un espacio confortable para el conductor y los pasajeros.
El rango de velocidad máxima del Ford Sierra Automático se sitúa entre 160 km/h y 220 km/h, dependiendo de la motorización y el estado técnico del vehículo.
El Ford Sierra Automático está equipado generalmente con una transmisión automática de 3 o 4 velocidades, en función del modelo y del año de lanzamiento.
Sí, existen versiones del Ford Sierra Automático con tracción a las cuatro ruedas (4×4), especialmente en la gama Sierra XR4i y Sierra Cosworth.
La eficiencia de combustible del Ford Sierra Automático puede variar ampliamente, con un rango aproximado de 8 a 12 litros/100 km, dependiendo de la motorización y las condiciones de uso.