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En 1966, el Ford Shelby se destacó como una joya de la ingeniería automotriz, ofreciendo rendimiento y estilo que aún hoy evocan nostalgia y admiración. Entre sus características más notables se encuentran:
El Shelby de 1966 se convirtió en un ícono, buscado por coleccionistas y entusiastas del automovilismo por su legado histórico y desempeño excepcional.
El Shelby de 1966 no solo brillaba por su rendimiento, sino también por sus atractivas variantes de carrocería. Cada una con su propio carácter, desde el GT350 hasta el más exclusivo GT350H.
El año 1966 fue crucial para el Ford Shelby, marcando la expansión de su gama y solidificando su estatus entre los muscle cars. Con el lanzamiento de nuevas versiones y la colaboración con Hertz, el Shelby se ganó el corazón de los entusiastas de la velocidad.
Las versiones del Shelby de 1966 incluyeron:
Cada versión ofrecía una experiencia única, satisfaciendo desde el conductor diario hasta el corredor profesional.
El Ford Shelby de 1966 se distinguió por una serie de características generales que lo convirtieron en un vehículo deseado:
Estas cualidades lo posicionaron como un referente de la cultura automotriz y un objeto de coleccionista codiciado.
Comodidad9,0
Seguridad9,1
Calidad/Precio9,1
Diseño9,3
En su momento, el Ford Shelby de 1966 representó una inversión significativa, reflejando su calidad y exclusividad. Hoy, estos vehículos pueden alcanzar precios astronómicos en subastas, con cifras que varían en función del modelo, estado de conservación y originalidad de las piezas. Un GT350 bien mantenido podría superar fácilmente los 100.000 euros, mientras que las versiones más raras y en perfecto estado, como el GT350R, pueden superar el medio millón. Estos precios reflejan no solo el valor del coche sino también su importancia cultural y su impacto en la historia del automovilismo.
Las fichas técnicas del Ford Shelby del 66 destacan por detallar las especificaciones que definieron su desempeño y diseño. Desde las dimensiones hasta los acabados interiores, cada aspecto fue pensado para ofrecer una experiencia de conducción inigualable y una presencia estética imponente.
El Ford Shelby de 1966 se ofreció en una gama de pinturas y colores que capturó la esencia de la década. Desde el Wimbledon White hasta el vibrante Guardsman Blue, cada color complementaba las líneas musculosas y el diseño audaz del vehículo. Estos tonos no solo mejoraban su apariencia sino que también se convirtieron en parte de su identidad.
Las llantas del Ford Shelby de 1966 eran más que un mero componente: contribuían al carácter y rendimiento del coche. Disponibles en diferentes diseños y medidas, las llantas no solo soportaban la potencia del motor sino que también influían en su maniobrabilidad y estética. Eran, sin duda, una declaración de intenciones sobre el asfalto.
El interior del Ford Shelby de 1966 destacaba por su funcionalidad y deportividad. Los asientos tipo baquet ofrecían un soporte lateral excelente, necesario para mantener la postura durante la conducción deportiva. La tapicería, realizada en materiales de alta calidad, combinaba durabilidad con un tacto confortable. Disponibles en distintos acabados, desde el vinilo estándar hasta opciones de cuero más lujosas, los interiores del Shelby respondían tanto a necesidades prácticas como estéticas. Los detalles como costuras contrastantes y logotipos bordados añadían un toque de exclusividad.
La seguridad del Ford Shelby de 1966 se enfocaba en la robustez de su construcción y en la incorporación de ciertos elementos que, para la época, eran avanzados. La estructura reforzada del chasis y la carrocería contribuían a proteger a los ocupantes. Los cinturones de seguridad, aunque sencillos en su diseño, empezaban a jugar un papel importante en la prevención de lesiones. Los sistemas de frenos también recibieron mejoras, con opciones de discos en las cuatro ruedas para una mayor potencia de frenado y una reducción en la distancia de detención. La visibilidad era optimizada mediante un diseño de parabrisas y ventanas que permitía una amplia visión periférica.
En 1966, la conectividad en vehículos como el Ford Shelby se limitaba a la oferta de entretenimiento en audio. Su sistema de sonido era básico pero funcional, con una radio AM que permitía a los conductores y pasajeros disfrutar de música y noticias durante el trayecto. Para aquellos que demandaban más, existían opciones como la radio AM/FM y, en algunos casos, reproductores de 8 pistas, que eran considerados un lujo en la época. Aunque distan mucho de los sistemas de infoentretenimiento actuales, estos dispositivos marcaban el comienzo de la era de la conectividad en los vehículos.
Exteriormente, el Ford Shelby de 1966 podía personalizarse con opciones como las distintas combinaciones de colores de carrocería y franjas deportivas. Las llantas de aleación y los distintos diseños de ruedas también estaban disponibles para aquellos que buscaban un toque adicional de estilo y exclusividad.
En el interior, los opcionales incluían mejoras en la tapicería, con cuero de mayor calidad, y opciones de personalización de los paneles de instrumentos y el volante, permitiendo así un habitáculo que reflejara el gusto personal de cada conductor.
Los paquetes opcionales del Ford Shelby de 1966 añadían valor y funcionalidad al vehículo. El paquete de competición, por ejemplo, incluía mejoras en el chasis y la suspensión para un manejo más preciso y deportivo. Otros paquetes se centraban en elevar el confort y lujo, con aire acondicionado y mejoras en la insonorización. El paquete de estilo ofrecía elementos decorativos y funcionales, como capó con tomas de aire y spoilers para mejorar la aerodinámica. Estos paquetes permitían a los compradores personalizar su Shelby para obtener un coche verdaderamente único y a la medida de sus necesidades.
Adicionalmente, el Ford Shelby de 1966 contaba con una serie de opcionales que realzaban su carácter deportivo y exclusivo. Entre ellos se encontraban el sistema de escape deportivo, que proporcionaba no solo un sonido más embriagador sino también un incremento modesto en el rendimiento. También estaban disponibles diferentes relaciones de transmisión en la caja de cambios para adaptar el coche a distintos estilos de conducción y usos. Los frenos de alto rendimiento y sistemas de refrigeración mejorados se incluían para aquellos que deseaban exprimir al máximo el potencial del Shelby en circuito o carreteras exigentes.
Descubre la esencia del Ford Shelby de 1966 a través de vídeos y pruebas que capturan el rugido de su motor y la agilidad de su chasis. Una mirada retrospectiva a uno de los íconos del automovilismo americano.
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Las últimas noticias sobre el legendario Ford Shelby de 1966, incluyendo subastas record, apariciones en eventos de clásicos y homenajes a esta obra maestra de la ingeniería automotriz.
Explora modelos de la misma época con prestaciones y espíritu competitivo similares al del Ford Shelby 1966, como el Chevrolet Corvette Stingray o el Dodge Charger.
Los modelos Ford Shelby de 1966 ofrecen un rango de potencia que va desde los 306 CV hasta los 435 CV aproximadamente, dependiendo de la versión específica y las modificaciones realizadas.
La cilindrada de los motores en los Ford Shelby de 1966 varía generalmente entre 4.7 litros (289 pulgadas cúbicas) y 7.0 litros (427 pulgadas cúbicas).
El Ford Shelby de 1966 típicamente cuenta con 2 asientos, siguiendo el diseño de un deportivo biplaza.
La velocidad máxima del Ford Shelby de 1966 puede oscilar entre 210 km/h y 250 km/h, dependiendo del modelo y las especificaciones.
Sí, existen varias variantes del Ford Shelby de 1966, incluyendo el GT350, GT350H (modelo de alquiler) y el más poderoso GT500, cada uno con sus propias características y especificaciones.
Aunque los estándares de seguridad de 1966 no se comparan con los de hoy, los modelos Ford Shelby de ese año incluían cinturones de seguridad y algunos venían con barras antivuelco, que eran características de seguridad avanzadas para la época.
Los Ford Shelby de 1966 venían generalmente equipados con una transmisión manual de 4 velocidades, aunque algunos modelos podían tener una transmisión automática como opción o modificación posterior.