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Motor | 12 cilindros opuestos |
Potencia | 390 CV |
Velocidad Máxima | 290 km/h |
0-100 km/h | 5,2 segundos |
Transmisión | Manual de 5 velocidades |
Diseño | Pininfarina |
El Ferrari Testarossa es un ícono de los años 80 y ha evolucionado a lo largo de los años con distintas variantes de carrocería. Inicialmente, se presentó el modelo estándar, caracterizado por su diseño vanguardista con grandes tomas de aire laterales. Posteriormente, se introdujeron versiones mejoradas como el 512 TR, con una estética refinada y mejoras mecánicas, y el F512 M, que representaba la última iteración con cambios significativos en el diseño y rendimiento.
La saga del Testarossa comenzó en 1984 con el lanzamiento oficial en 1985. Fue evolucionando hasta el cese de su producción en 1996. En esta trayectoria, el modelo original dio paso al 512 TR en 1991, y finalmente al F512 M en 1994. Cada uno de estos años marcó un hito con mejoras técnicas y estilísticas, ajustándose a las demandas de rendimiento y diseño de la época. El Testarossa se mantuvo siempre como sinónimo de lujo y potencia.
El Ferrari Testarossa ha disfrutado de una línea evolutiva con tres versiones principales: el Testarossa original, el 512 TR y el F512 M. Cada uno de estos modelos representa un capítulo en la leyenda de Ferrari, ofreciendo una combinación única de estilo, potencia y exclusividad.
El Testarossa destaca por su motor bóxer de 12 cilindros, situado en posición central trasera, que ofrece una distribución equilibrada del peso y un rendimiento excepcional. La aerodinámica y el diseño característico de las entradas de aire laterales se complementan con un interior lujoso y una experiencia de conducción inolvidable.
Comodidad8,7
Seguridad9,2
Calidad/Precio8,7
Diseño8,9
El precio del Ferrari Testarossa ha sido siempre un reflejo de su exclusividad y prestigio. En su lanzamiento, era uno de los automóviles más caros del mercado, y hoy en día, los modelos bien conservados alcanzan cifras significativas en subastas y coleccionistas.
La ficha técnica del Ferrari Testarossa es un compendio de tecnología de alto rendimiento y diseño italiano. Cuenta con un motor de 4.9 litros, que genera 390 CV y permite alcanzar los 290 km/h. El chasis es una obra de arte en acero y aluminio, con una carrocería que no solo embellece sino que también cumple funciones aerodinámicas. En cuanto a las medidas, sus dimensiones son un reflejo de su naturaleza deportiva, con una longitud de 4.485 mm y una anchura de 1.976 mm.
El Testarossa se pintó en una variedad de colores que destacaban sus líneas y formas. Desde el clásico Rosso Corsa hasta el sobrio Nero, cada color fue cuidadosamente seleccionado para resaltar la pasión y el estilo de este automóvil. Los acabados metálicos añadían un toque de elegancia y modernidad, mientras que los tonos más vivos reflejaban la audacia de sus propietarios.
Las llantas del Testarossa eran parte esencial de su imagen deportiva. Inicialmente equipado con rines de aleación de 16 pulgadas, se ofrecían diseños que variaban en los sucesivos 512 TR y F512 M, llegando hasta las 18 pulgadas en el modelo final. Estas llantas no eran solo un elemento estético, sino que también estaban diseñadas para mejorar la disipación del calor de los frenos y optimizar el comportamiento dinámico del vehículo.
Vamos, que subirse al Testarossa es volver a los 80 en un santiamén. Los asientos son un puro regalo a la nostalgia: con ese cuero fino, icónico, acompañado de unos pespuntes que aguantan lo que le eches. Y claro, la ergonomía pura italiana te hace sentir uno con el coche. Ese olor a cuero, esa sensación al tacto, las costuras tan bien trabajadas… Todo es un homenaje a los sentidos.
Allá por los 80, la seguridad era más bien un arte de fe. Pero el Testarossa, más allá de su carisma, no escatimaba en ella. Con un sistema de frenos que mordía el asfalto como león, y una estructura capaz de resistir más de un aprieto, te hacía sentir seguro, incluso a toda velocidad.
¿Conectividad? En esa época, la música era lo tuyo. El Testarossa no se andaba con tonterías modernas, pero ¡vaya si sabía cómo entretenerte! Su equipo de audio te dejaba con la boca abierta, con unos altavoces que ponían banda sonora a tu viaje como ninguna otra cosa.
El Testarossa te dejaba personalizar su aspecto con opciones como pintura metálica, llantas exclusivas o incluso personalizaciones de fábrica a gusto del afortunado comprador.
A nivel interno, podías elegir entre diferentes tonalidades para el cuero, inserciones de madera noble o detalles en fibra de carbono.
Por supuesto, existían paquetes que combinaban mejoras estéticas y de rendimiento, que hacían de tu Testarossa una pieza aún más exclusiva.
La lista de opcionales era una delicia para el personalizador: desde mejoras en la suspensión hasta sistemas de escape de alto rendimiento. Por no hablar de las variadas ofertas de tapizado, que permitían una personalización casi artesanal. Incluyendo detalles como volantes deportivos o sistemas de sonido de alta fidelidad, cada Testarossa podía ser tan único como su dueño quisiera.
Estimar el seguro del Testarossa implica considerar: su valor histórico, el estado del vehículo y las coberturas deseadas. Es vital contactar con aseguradoras especializadas en clásicos.
El motor del Ferrari Testarossa posee una cilindrada que varía entre 4.9 litros, en sus primeras versiones, hasta 5.5 litros en variantes posteriores como la 512 TR y la F512 M.
El Ferrari Testarossa genera una potencia que va desde aproximadamente 390 CV en los modelos iniciales hasta alrededor de 440 CV en las versiones más avanzadas como la F512 M.
La velocidad máxima del Ferrari Testarossa se sitúa en un rango de aproximadamente 290 km/h a 315 km/h, dependiendo de la variante y año de fabricación.
El Ferrari Testarossa es un vehículo biplaza, ofreciendo dos asientos en su configuración de cabina.
El Ferrari Testarossa utiliza una tracción trasera, característica común en los vehículos deportivos de alto rendimiento de esa época.
El diseño de la carrocería del Ferrari Testarossa es icónico, con líneas angulares, entradas de aire laterales de gran tamaño y las distintivas rejillas traseras que cubren los faros. Este diseño refleja la estética de la década de 1980 y es uno de los rasgos más reconocibles del modelo.
El Ferrari Testarossa cuenta con una transmisión manual de cinco velocidades, ofreciendo una experiencia de conducción más involucrada y purista típica de los superdeportivos de su tiempo.