Cuando piensas en un clásico británico, el Austin-Healey 100 es ese caballero inglés de la carretera. Lanzado en 1953, este bólido destacaba por su diseño elegante y unas prestaciones que ponían colorados a muchos deportivos de la época. Montaba un robusto motor de 4 cilindros y 2.660 cc, capaz de llevarlo de 0 a 100 km/h en apenas 11 segundos, todo un logro entonces. Su caja de cambios manual de tres velocidades con overdrive en segunda y tercera marcha le daba una auténtica sensación deportiva.
El Austin-Healey 100 ofrecía distintas variantes que seducían a un amplio abanico de aficionados al motor. La versión base 100/4 (BN1) deslumbraba con su diseño descapotable roadster. Le siguió la 100M, con su motor modificado para los más exigentes, y la 100S, una joya limitada con carrocería de aluminio y sin parabrisas, pensada para las competiciones más puras.
La saga del Austin-Healey 100 arrancó en 1953, inmediatamente acaparando miradas con su estética y rendimiento. Se mantuvo en producción hasta 1956, tiempo durante el cual fue evolucionando y adaptándose a las demandas de rendimiento y estilo. Cada año, pequeñas pero significativas mejoras se implementaron, asegurando que el legado del Austin-Healey 100 se escribiese con tinta indeleble en la historia del automovilismo.
El Austin-Healey 100 se diversificó en modelos que resuenan con la historia del automovilismo:
– 100/4 (BN1)
– 100/4 (BN2)
– 100M
– 100S
Algunos rasgos distintivos del Austin-Healey 100 son:
– Motor de 4 cilindros
– Caja de cambios con overdrive
– Carrocería roadster con capota plegable
– Parabrisas abatible para carreras
Comodidad9,5
Seguridad9,4
Calidad/Precio9,4
Diseño9,2
En su momento, el Austin-Healey 100 marcaba un precio competitivo para un deportivo de su calibre, pero hoy en día, hablar de adquirir uno es sumergirse en el mundo del coleccionismo y la inversión. Los precios varían enormemente en función del estado del vehículo, la autenticidad de sus piezas y su historia. Modelos restaurados con especificaciones originales pueden alcanzar cifras que bien superan los 100.000 euros, especialmente en el caso de las versiones raras como la 100M o la 100S.
La ficha técnica del Austin-Healey 100 refleja su naturaleza como deportivo de la época: un chasis sólido, dimensiones equilibradas para una conducción ágil, y un interior que, sin demasiados lujos, se centraba en la experiencia de conducción. Las medidas eran generosas para proporcionar confort sin comprometer su naturaleza deportiva.
La paleta de colores para el Austin-Healey 100 era una muestra de la elegancia británica, con opciones que iban desde el blanco clásico hasta el Healey Blue, un azul distintivo que se convirtió en sinónimo del modelo. Cada tono se aplicaba con cuidado para acentuar las curvas y líneas que definían su aspecto icónico, y hoy en día, un buen trabajo de pintura es crucial en la valoración de estos automóviles clásicos.
Las llantas originales del Austin-Healey 100 marcaron una época con su diseño metálico que combinaba estilo y funcionalidad. Eran robustas, ideales para enfrentar las carreteras de hace décadas y, actualmente, una pieza clave para los aficionados que buscan la autenticidad en una restauración. Tenerlas en perfecta condición es un punto que resalta en cualquier exposición o venta de estos vehículos.
El Austin-Healey 100 de 1953 fue todo un icono dentro de los roadsters británicos, con un interior que destilaba deportividad y elegancia. Los asientos eran bajos pero cómodos, con tapicerías que conjugaban durabilidad y un toque de distinción, características de la época. Los detalles en cuero y las costuras visibles añadían un aire artesanal. Lo realmente diferenciador de estos coches era su diseño minimalista, centrado en el placer de la conducción, sin los excesos de otros vehículos de lujo. ¡Era el caballito de batalla para un paseo dominguero con sabor a competición!
Aunque hoy en día los estándares de seguridad han evolucionado enormemente, para su época, el Austin-Healey 100 contó con elementos que buscaban proteger a sus ocupantes. Aunque carecía de las características modernas, como airbags o controles electrónicos de estabilidad, su diseño robusto y la posición baja de los asientos procuraban un centro de gravedad que favorecía la estabilidad en carretera. Los sistemas de frenos, pese a no ser tan sofisticados como los actuales, eran adecuados para los niveles de potencia del coche. Sin embargo, se debe reconocer que los estándares de seguridad primarios eran bastante básicos comparados con lo que conocemos hoy.
Resulta curioso hablar de conectividad y audio en el Austin-Healey 100 de 1953, ya que en esos años el concepto era radicalmente distinto. Si bien no había sistemas de infotenimiento o puertos USB, los propietarios disfrutaban del sonido del motor y, en el mejor de los casos, de una radio AM para sintonizar la música de la época. Era una experiencia auditiva puramente analógica y auténtica.
Los opcionales exteriores del Austin-Healey 100 incluían diversos accesorios que realzaban su estética y funcionalidad. Se podían incorporar elementos como las cubiertas de las ruedas en colores a juego, lámparas adicionales para niebla y deflectores de viento de diseño aerodinámico, añadiendo un toque distintivo y práctico al conjunto.
Dentro de los opcionales interiores se encontraban mejoras como volantes de diseño especial, inserciones en madera para el tablero y accesorios de lujo como guantera con llave y encendedores de cigarrillos, que aportaban un plus de comodidad y sofisticación.
Algunos paquetes podían incluirse en el Austin-Healey 100, tales como conjuntos de herramientas específicas para el mantenimiento, kits de viaje con accesorios útiles o incluso paquetes de competición que mejoraban el rendimiento del vehículo para aquellos interesados en el automovilismo.
Entre los opcionales que ofrecía el Austin-Healey 100 estaban los sistemas de escape deportivos, carburadores de alto rendimiento y relés de sobremarcha. Para los más entusiastas, era posible solicitar mejoras en la suspensión y sistemas de enfriamiento avanzados. Cada adicional seleccionado estaba pensado para realzar la experiencia de conducción o la estética del vehículo, manteniendo siempre ese espíritu británico clásico.
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La cilindrada de los motores del Austin-Healey 100 varía entre 2.660 cc y 2.660 cc, dependiendo del modelo y año de fabricación.
Los modelos de Austin-Healey 100 ofrecen una potencia que va desde los 90 CV hasta aproximadamente 106 CV.
El Austin-Healey 100 es un coche deportivo biplaza que cuenta con dos asientos.
La velocidad máxima del Austin-Healey 100 oscila entre los 160 km/h y los 193 km/h, según sus distintas variantes y especificaciones.
Sí, el Austin-Healey 100 cuenta con varias variantes, incluyendo los modelos 100-4, 100-6 y el 100M, cada uno con características diferentes y mejoras en cuanto a rendimiento y equipamiento.
La producción del Austin-Healey 100 cesó en 1956, dando paso a otros modelos de la misma gama de vehículos deportivos.
El Austin-Healey 100 está equipado con una transmisión manual de 3 velocidades con overdrive opcional, lo cual era común en vehículos deportivos de esa época.